miércoles, 10 de febrero de 2010

Oportunidades

Camino por el tejado
del certro comercial.

Lo tienen montado como un jardín.

Plantas por aquí y por allá.
Flores, enredaderas, incluso
árboles pequeños, entre los que se abren
veredas bordeadas de muros bajos en los que se demoran quinceañeros
riéndose y fumando, bebiendo,
contando chistes malos, soltando risotadas.

Al fondo hay una capa
con un gran cartel a la entrada:
OPORTUNIDADES

Entro y me doy uan vuelta.

Abrigos de la pasada temporada,
demasiado grandes o pequeños,
o con rotos, o manchas.

Y el precio sigue siendo prohibitivo.

Zapatos huérfanos y viudos,
del 45 y del 46. De una cutrez
indescritible. Polos. Jerséis.
Bolsos, sujetadores.

Unas chicas andan revolviendo
entre las camisetas

Me pruebo una gabardina.
No es mi estilo.
Cuesta diez napos y no tiene pinta
de valer ni para un baile de disfraces.
La vuelvo a colocar en el perchero.

Salgo de la carpa
y cruzo de nuevo el tejado.

Un grupo de adolescentes
posiblemente emporrados
que ya antes habían emitido comentarios
vuelven a soltar la gracia cuando paso:

<<>>.

Ah, Dios.

Un día de éstos
alguien va a acertar con nosotros
y nos vamos a llevar una sorpresa.

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