martes, 9 de febrero de 2010

Statement

Vivimos en un mundo y en un país consumista. Y quizás sea esta la mejor época para darnos cuenta de este movimiento social, del que ninguno escapamos.

Partiendo de esta idea, de consumismo, de sociedad consumista, de venta, de escaparate, de gente, dinero, más gente, de arte y de lo triste que puede llegar a ser el ser humano si no posee todas las cosas y materiales y no materiales. Se me ocurrieron dos ideas fundamentales:

La primera idea y quizás más complicada de realizar es: conseguir un escaparate en una tienda en una zona transitada y de sobra conocida. Este escaparate, taparlo casi por completo, dejando únicamente un agujero por donde ver el interior. Por fuera y para llamar la atención a la gente, para que ésta se asome a mirar, a descubrir el interior, dibujar una mirilla o una cerradura de una puerta. En el interior, colgaría del aire una regadera vestida con una camisa de hombre y un collar de mujer. Del interior de la regadera, saldría una masa, parecida al agua, que choca y se desparrama por el suelo. En esa caída que se visualizara derretida una moneda de euro.

La segunda idea y quizás más sencilla de realizar es: conseguir un cubo de basura, de los normales naranjas. Que de él, salga un calidoscopio a partir del cual se mire al interior y se vea la misma representación arriba mencionada. La segunda parte de esta última versión es pasearme con el cubo por las calles del centro de Madrid “vendiendo” mi arte, mi idea, mi pensamiento.

La imagen de la masa moviéndose al mismo son, rebuscando entre la ropa, como podrían hacer en otros países rebuscando entre la basura para encontrar el mejor artículo para sobrevivir, es un tanto curioso. Y por otro lado encontramos la idea de comercio, de comercio artístico. Al fin y al cabo el mundo se mueve por dinero, y el arte no se queda atrás, de especulación, valoración y desvalorización económica, social y cultural.

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